Buscar

Alejandro A. Tagliavini

"Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo ser también enemigo de mis opiniones. ", J.L. Borges

Brasil busca ayuda financiera urgente que apuntale el estatismo argentino

Por Alejandro A. Tagliavini*

 

                      Cuenta Martha Beck, de Bloomberg, que “el equipo económico del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, considera que Argentina, golpeada por una inflación en espiral y una sequía severa -aunque ya pasó-, pronto necesitará algún tipo de apoyo financiero adicional, según un funcionario del gobierno en Brasilia”.

                       El funcionario, que habría solicitado el anonimato, describió a Argentina como un socio regional que es demasiado grande para colapsar -un buen importador desde Brasil-, pero no lo suficientemente relevante en el escenario global para convencer al FMI o incluso a China de movilizar los recursos adicionales que el país necesita con urgencia. Lejos quedaron las épocas cuando la Argentina gobernada por la “oligarquía” figuraba entre los diez países más ricos del mundo, cuando era el segundo lugar preferido -después de EE.UU.- por los inmigrantes que pretendían hacerse “la América” desde la nada.

                        Por cierto, es increíble -habla muy mal de la capacidad intelectual y deductiva de los involucrados- que nadie advierta que el FMI, el BM y tantos otros organismos (multi) estatales vienen “ayudando” a la Argentina desde hace décadas y, sin embargo, el país está cada vez peor. Se me ocurre pensar -usando un poquito el sentido común y la capacidad racional- si ¿no será que, precisamente, el negocio del FMI y demás es financiar gobiernos inviables para que sigan necesitando de sus servicios? ¿No será que, como buenos organismos (multi) estatales son estatistas y, por tanto, promueven el agrandamiento de Estados a costa de los impuestos de los ciudadanos?

                          Después de todo, los burócratas que manejan estos organismos no son dueños del dinero involucrado y, por tanto, no les importa que se pierda, solo les interesa mantener sus “trabajos” y mejorar sus sueldos. El día que estos organismos desparezcan, no solo nos ahorremos el costo de estos burócratas (¿corruptos?) sino que los gobiernos a los que hoy “ayudan” se verán forzados a implementar programas económicos un poco más racionales.  

                          La alternativa, continúa Beck, según el funcionario brasilero sería buscar el apoyo de los gobiernos de Chile y Colombia, las otras dos grandes economías sudamericanas cuyos presidentes participaban en una cumbre organizada por Lula en la capital brasileña. Es decir, nada de racionalizar los hechos sino seguir abusando de los gastos de estos gobiernos que solventan sus empobrecidos ciudadanos. 

                          Brasil aún no habría elaborado un plan para ayudar a Argentina, agregó el funcionario, y es poco probable que transfiera fondos directamente al país. Un portavoz del presidente de Argentina, habría dicho que el país nunca ha pedido un préstamo bilateral, pero que Brasil y Argentina comparten la misma perspectiva sobre la situación del país. Lula ha dicho que está trabajando activamente para ayudar a Buenos Aires a superar la crisis, o sea, seguir manteniendo políticos vagos y gastadores a costa de sus ciudadanos más pobres, ya que los ricos derivan los impuestos hacia abajo subiendo precios, bajando salarios, etc.  

                       Lula también le pidió a su ministro de Finanzas, Fernando Haddad, que asista a una reunión del Nuevo Banco de Desarrollo, otro banco multi estatal de gobiernos BRICS que incluye a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, para presionar por formas alternativas de asistencia a Argentina. Haddad no pudo viajar a China, pero participó en la reunión de forma remota.

                       Los problemas económicos de Argentina están aumentando a medida que los precios al consumidor se disparan un 108,8% anual, lo que genera preocupaciones de que el país podría caer en una espiral de hiperinflación justo cuando se prepara para unas elecciones presidenciales cruciales en octubre. En tanto el BCRA elevó la tasa de interés de referencia al 97% logrando que el crédito sea inviable pero, a los políticos, no les parece surrealista que un país no tenga crédito. Mientras en BCRA sigue imprimiendo e importando billetes para financiar el gasto público -además de los impuestos asfixiantes- en lugar de declararse quebrado y vender las casi infinitas propiedades que posee el Estado.

                        Lo obvio, como el dólar para el gobierno cuesta la mitad de su costo real -en el mercado- no consigue que nadie le venda y tiene exceso de compradores. Así, desesperado por aumentar las reservas de divisas del BCRA, y evitar una “devaluación desordenada del peso” -gran ironía que este gobierno ultra desordenado quiera ser prolijo- el presidente envió al ministro de Economía, y una gran delegación -otra vez a cuenta de los ciudadanos más póbres- a China para negociar una línea de intercambio de divisas más grande con Beijing (a cambio de nada, eh, porque el gobierno comunista de China no tiene intereses escondidos, materiales ni de poder).

 

 

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

 

 

Mientras la economía global cae, el dólar sube

Por Alejandro A. Tagliavini*

Miércoles 31 de mayo de 2023

 

                  “Llevamos diciendo desde finales de 2022 que difícilmente veríamos recortes de tasas (por parte de la Fed) este año ante la persistencia de la inflación. Los mercados están empezando a compartir nuestra perspectiva, ya que, si nos paramos a analizar los datos, vemos señales de ralentización del crecimiento en las principales economías y de debilidad del mercado a causa de las subidas de tasas”, es una de las principales conclusiones del último informe semanal de mercados de BlackRock (NYSE:BLK).

                  “Las negociaciones sobre el techo de la deuda y la posibilidad de que el Tesoro estadounidense incumpla sus pagos a principios de junio han exacerbado la reciente volatilidad del mercado”, añaden. A ver, sin dudas el techo de la deuda se elevará, quizás se produzca un teatro al respecto pero al final son todos políticos, ergo, todos quieren gastar.

                    Según BlackRock, “la inflación obstinadamente alta ha provocado la campaña de aumento de tasas más rápida de la Fed desde la década de 1980… los datos de la semana pasada mostraron que Alemania ha entrado en recesión incluso con un shock energético menor de lo temido… En EE.UU., el PIB se ha mantenido, pero podría decirse que ha entrado en recesión según el ingreso interno bruto, que evalúa el desempeño de la economía en función de los ingresos en lugar de los gastos. Una mirada más profunda revela que las acciones reflejan un crecimiento cada vez peor: el índice S&P 500 subió casi un 10% en lo que va del año (línea naranja oscura en el gráfico)”.

              Según BlackRock, “la Reserva Federal se acerca a una pausa en las subidas de tasas y conviviendo con cierta inflación para evitar la profunda recesión necesaria para que la inflación se acerque a su objetivo. Pero no vemos que la Fed venga al rescate de una economía tambaleante con recortes de tasas a finales de este año debido a la fuerte disyuntiva entre inflación y crecimiento”. La típica disyuntiva keynesiana: subir las tasas significa menos dinero líquido lo que traería recesión en una economía basada, no en el crecimiento de la eficiencia de la productividad, sino en el gasto (inflacionario) que conlleva endeudamiento.  

                En cuanto a Europa, estos analistas creen que “el Banco Central Europeo subirá más los tasas, independientemente del daño económico. El Banco de Inglaterra (BOE) se encuentra en una posición similar. Los mercados han descontado hasta cuatro alzas más del BOE. Creemos que podría ser un poco exagerado, ya que sería equivalente a que la Fed subiera alrededor del 7-7,5%, lo suficiente como para desencadenar una recesión severa”.

                 Según los analistas, estas cifras reducen la presión sobre el Banco Central Europeo (BCE) para que siga subiendo las tasas de interés, lo que disminuye el atractivo del euro frente al dólar. «La inflación europea está retrocediendo y se están retirando algunas apuestas de subidas previstas anteriormente por el BCE», dijo Carl Hammer, del banco europeo SEB (EPA:SEBF). También, la resolución del estancamiento del techo de deuda en Estados Unidos estaba prestando apoyo a las acciones en Wall Street y probablemente ayudando al dólar.

                   Así, el dólar subía con fuerza este miércoles, hasta alcanzar máximos de más de dos meses, tras datos que mostraron que la inflación europea se está enfriando más rápido de lo esperado y que la recuperación china está flaqueando. El euro cayó a 1,066 dólares al principio de la sesión, su nivel más bajo desde el 20 de marzo, pero más tarde bajaba un 0,54%, a 1,068 dólares. El índice dólar, que compara al billete verde con una cesta de seis destacadas divisas, subía hasta 104,63 unidades, su nivel más alto desde el 16 de marzo.

                   Por su parte, los precios de las materias primas han retrocedido en las últimas semanas a medida que empeoran las preocupaciones sobre la economía. Los metales para vehículos eléctricos como el litio y el níquel se han desplomado, mientras que los precios del crudo retrocedieron antes de la última reunión de la OPEP+. El precio del oro, que recientemente alcanzó un máximo histórico, ha caído a unos 1.950 dólares. Del mismo modo, el precio de la plata se ha movido hacia una corrección después de caer un 11% desde su máximo YTD.

                 En fin, la noticia más importante recientemente ha sido el acuerdo sobre el techo de la deuda alcanzado entre demócratas y republicanos. Este acuerdo que, como dijimos, seguramente se aprobará, hará que EE.UU. evite un incumplimiento y mantendrá abierto al gobierno (hasta que estalle toda la deuda probablemente en unos años). Y evitará una rebaja de la tasa de crédito por parte de empresas clave como S&P Global, Moody’s y Fitch.

                 Ahora, el acuerdo presenta un importante evento de “cisne negro” que podría conducir a una mayor demanda de oro y plata. Si bien se espera que el acuerdo reduzca el déficit al congelar el gasto, la realidad es que la deuda pública -en manos de los políticos- seguirá aumentando, hasta que en unos años estalle todo.

                 EE.UU. tiene más de 31,4 billones de dólares en deuda pública. Este es un aumento importante si se tiene en cuenta que la deuda era de 9,7 billones de dólares en 2008 y de solo 345 millones de dólares en 1968. Y lo peor es que se acelera. La tasa de crecimiento de la deuda pública ha aumentado en los últimos años.

                Se estima que este nuevo acuerdo aumente la deuda de EE.UU. en más de 4 billones de dólares en los próximos años. Esto hará que la deuda nacional de EE.UU. salte a más de $35 billones de dólares. Los analistas creen que la deuda de los Estados Unidos superará los 50 billones de dólares para 2030.

                Además, existe un gran riesgo de que la seguridad social de EE.UU. se quede sin dinero en 2034, lo que podría adelantarse ya que las estimaciones del gobierno siempre son incorrectas. Por lo tanto, existe un evento de cisne negro en el que, sin dudas, la confianza en la deuda estadounidense se erosionará en los próximos años.

                  Todos estos factores podrían ser alcistas para los precios del oro (y, quizás, algunas cripto monedas) ya que es la alternativa más conocida al USD. Esto explica por qué muchos países como Rusia, China y Turquía están comprando mucho oro. También explica por qué los precios del oro alcanzaron un máximo histórico este año y aunque luego el oro ha retrocedido, existe la posibilidad de que se recupere en los próximos meses. Si esto sucede, la plata también se beneficiará.

 

 

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

Los «discapacitados» son los mejores

   

 

Por Alejandro A. Tagliavini* (Buenos Aires, 20/10/22)

 

                  A decir verdad el único discapacitado es el Estado -literal- , ergo, los que lo apoyan son discapacitados intelectuales. Sucede que en el actual “esquema social” dónde el Estado utiliza su monopolio de la violencia física para imponer “orden” y “leyes”, los que son físicamente más fuertes tienen más posibilidades de “triunfar”.

                  Si una persona se mueve en silla de ruedas difícilmente pueda ser policía (para imponer “orden”) o militar. Pongo este ejemplo porque es muy evidente, pero esto se traslada a toda actividad. Cuando la sociedad se “organiza” en base a la violencia, la fortaleza física es un diferencial importante que deja más relegados a los más débiles. Esto se agrava cuando el Estado impone “leyes” laborales, como el salario mínimo que, precisamente, deja desocupados a los que ganarían menos.

                 Para remate de todo esto, dado que aquellos que se mueven en silla de ruedas “fracasan” profesionalmente por la situación que vimos, son considerados “minusválidos” o sea, valen menos que una persona considerada «normal» de acuerdo a los criterios impuestos desde el Estado, de la violencia.

                 Para remate del remate, estas personas terminan creyéndose lo que la sociedad les dice, esto es, que son “minusválidos” y consecuentemente se deprimen.

                  Explico esto desde el punto de vista físico porque es más fácil de visualizar, pero ocurre también desde el punto de vista sicológico/siquiátrico. Efectivamente, el Estado impone “títulos” primarios, secundarios, universitarios, etc. para poder progresar en la vida profesional e incluso ejercer muchas profesiones y actividades. Ahora, al mismo tiempo, impone “planes de estudio” completamente diseñados para el estudiante medio -considerado “normal”- con lo que, aquellos que no son “normales”, no consiguen aprobar esos estudios.

                  Por cierto, irónicamente esto ocurre también con quienes tienen un coeficiente intelectual muy superior a la media: se aburren tanto con la mediocridad de los planes de estudio que se deprimen y se rebelan y terminan sin estudiar o sin aprobar los exámenes. Recuerdo al CEO de una empresa de primera línea que me confesó que, en las entrevistas de reclutamiento, siempre desechaban a los muy inteligentes porque la compañía necesita personas que repitan automáticamente el trabajo que se les pide y que no pierdan el tiempo cuestionando o tratando de mejorar el trabajo que se les asignó.

                   Para remate del remate del remate, al deprimirse estas personas suelen ser medicadas -prácticamente intoxicadas- cuando lo único que necesitarían es que sean tratadas como normales. Porque son personas como cualquier otra dentro de una sociedad natural -sin coacción violenta que imponga “orden”- e incluso llegan a ser mejores a raíz de que se esfuerzan más por aquello que más les cuesta y suelen ser mejores servidores a partir de la humildad a la que llegan al reconocer sus diferenciales con otras personas.

                   Y en un mercado natural (sin las imposiciones violentas, coactivas como “leyes”, “regulaciones”, “ordenanzas”, etc.) progresa más el que mejor sirve a la sociedad. Insisto y remarco, léase bien: en un mercado natural el currículo más importante es la vocación de servicio.    

En fin, a continuación les dejo dos columnas publicadas en diversos medios hace ya bastante tiempo:

 

 

Los discapacitados son los mejores


2013-07-31 – 21:01:54

Muchas primeras planas del mundo hablaron de Ángela Bachiller porque su caso es excepcional cuando debería ser habitual. Esta joven de 29 años es la primera persona con síndrome de Down que juró como concejal en un ayuntamiento español, el de Valladolid. Ocupó el puesto 18 en la candidatura del Partido Popular en las elecciones de 2011 y ahora reemplazará a uno, de los 17 ediles, que renunció tras ser acusado de cohecho y prevaricación.

Desde la Asociación Down Valladolid, destacaron que Ángela «es fantástica, encantadora, muy trabajadora, muy luchadora y muy comprometida» y en su tiempo libre estudia inglés y piano. Isabel Guerra, enfermera, está orgullosa de su hija por su «valentía» y por «no tirar la toalla» en lo que hace con “mucho amor, mucha disciplina, mucho trabajo y una vida normalizada en todo».

Existen unas 700 millones de personas con “discapacidad”, 10% de la población mundial. Dos tercios viven en países en desarrollo que llegan a tener casi 20% de la población con algún “problema”; si consideramos las repercusiones sobre las familias, el 50% de la población resulta involucrada. Los “discapacitados”, muchos de los cuales son pobres,  aumentan con la población mundial, siendo la principal causa la guerra y otras formas de violencia, como también la insuficiente atención médica. Cerca del 80% vive en zonas rurales aisladas y casi todos en lugares sin los servicios necesarios. Normalmente encuentran barreras físicas y sociales, habitualmente impuestas por el gobierno.        

A ver. Básicamente, hay dos modos de obtener dinero: o se lo quita violentamente a quién lo tiene, o se lo sirve con un servicio o producto de modo que lo entregue voluntariamente a cambio. Dejando de lado la opción violenta, solo queda ganar sirviendo. Así, aunque hoy pueda parecer muy idealista, los mejores servidores deberían ser los mejor considerados y remunerados. Y los “discapacitados” suelen tener una alta vocación de servicio. Si esto no ocurre se debe a la intervención coactiva de los gobiernos, en base al monopolio de la violencia que se arrogan los Estados.

Estas intervenciones artificiales (extrínsecas), como toda violencia, degenera la naturaleza del mercado convirtiéndolo en una selva salvaje donde gana el más “fuerte”. Por caso, la “ley del salario mínimo” lo que logra es prohibir que trabajen los más pobres, los más necesitados, ya que muchos empresarios ante la falta de rentabilidad por los altos salarios no los contrataran. Así, muchas “leyes” impiden que los “discapacitados” se desarrollen naturalmente. Por caso, en Berlín el gobierno exige, para el cuidado de ancianos, un nivel de idioma alemán igual que para estudiar germanística y, además, los servidores son obligados a repetir cursos o realizar especializaciones.

A falta de estadísticas sobre “discapacitados” vale la comparación con las personas mayores consideradas “menos útiles”. Cuando el mercado se desarrolla naturalmente, se ven cosas como las citadas en el Financial Times: BMW está rediseñando su línea de producción para adecuarla a los trabajadores mayores, quienes demuestran ser tan productivos como el resto, pero con menor ausentismo; McDonalds, ha visto un aumento de 20 % en la satisfacción al cliente donde emplean a personas con más de 60 años; y Vita Needle, una empresa de tuberías de acero, trabaja con personal de medio tiempo con promedio de edad de 74 años.

El “arma” que, literalmente, supera a las atómicas

Por Alejandro A. Tagliavini*

                 Tiempo atrás, un prestigioso profesional dedicado a asesorar empresas me dijo algo sorprendente: el peor enemigo de cualquier empresa -grande, pequeña e incluso individual- no es la competencia más cruda, sino uno mismo y se inicia en el miedo y la inseguridad provocando reacciones violentas y autodestructivas. Es una buena noticia: saber que, para ganar, a quién debemos controlar no es a alguien inalcanzable.

                 Javier Fesser en su película, “Campeones”, muestra que el miedo es la mayor discapacidad intelectual y describe como lo afronta un grupo de discapacitados, un modesto equipo de basketball con un lema: “La vida es para disfrutar con lo que tienes; sigue sonriendo”. Son personas que, por encima de todo, no tienen miedo.

                 Durante la filogénesis, la evolución del ser humano a lo largo cientos de miles de años, la función del miedo ha sido la de aumentar nuestras probabilidades de supervivencia y gracias a él, ante un peligro hemos adaptado la respuesta oportuna para sobrevivir, que normalmente ha sido la de evitar el peligro, si era posible y, de no serlo, afrontarlo.

                 Ahora, como indica el principio universal, todo en la física reacciona espontáneamente en sentido inverso, es decir, ante una amenaza violenta reacciona violentamente. Pero resulta que la violencia es siempre destructiva, como ya sabemos, entonces el hombre tiene capacidad para razonar y encontrar una solución mejor. Así, al contrario de lo que es creencia popular, el valiente se sobrepone al miedo, razona, y encuentra un subterfugio mejor. Por eso es que paz, libertad y progreso son tres palabras para definir la misma cosa: ausencia de violencia.

                   Coincidiendo, el experto en coaching Joaquín Gual asegura que nuestro peor enemigo somos nosotros mismos de modo que debemos gestionar nuestro miedo -cuyo antídoto es la confianza- para hacer lo que debe hacerse y en el momento oportuno. Cuando sabes hacer lo que debes -luego de encontrar una solución racional- tu confianza aumenta exponencialmente y así terminarás ganando. La suma de conocimientos, habilidades y fortaleza emocional continúa Gual, da la confianza necesaria para minimizar el miedo.

                   Jesse Livermore decía que “Las personas racionales, actúan de forma irracional cuando tienen miedo…. La forma de razonar se atrofia”. Y se apela a la violencia y, entonces, “gobierna” el que mayor capacidad de intimidación tiene que es el Estado que, de hecho, se arroga el monopolio de la violencia.

                   Así, el ¡No tengáis miedo!, con el que Juan Pablo II saludó desde la Plaza de San Pedro, al iniciar su Pontificado, en 1978, fue el lema de su trabajo porque sabía que el coraje es el opuesto a la violencia y con esta “arma” volteó al estatismo más poderoso de la historia, la URSS, sin sangre, sin guerras, con actitudes pacíficas.

                  La médica Katrin Korb en un imperdible video (cuyo original es de News HQ) asegura que al superar el miedo, la gente que piensa creativamente y es responsable de sí misma -y no el Estado, el monopolio de la violencia- , no se enferman tan rápido y ayudan a sanar al mundo de cualquier virus, y cuando se enferman entonces enfrentan su propia mortalidad y hacen paz con ello. A este tipo de personas no las pueden asustar tan fácilmente. No tienes poder sobre ellos. Por cierto, como siempre, no faltan los críticos pero son tan pobres, como La República de Perú, que ni vale la pena contestarles.   

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

Inflación global: ¿cerrar los bancos centrales?

Por Alejandro A. Tagliavini*

               No sé si Milei tiene razón en cuanto a la oportunidad y el método, pero definitivamente los bancos centrales son como un cáncer al que debería ponérseles fin.

               El petróleo se ha desplomado un 20% desde su máximo de junio, situándose en un mercado bajista, mientras que el oro perdió un 8% en el segundo trimestre, lo que supone su peor trimestre en cinco. Aunque varios factores macroeconómicos y relacionados con la demanda son importantes para los descensos, el máximo de dos décadas del dólar es sin duda el factor más definitorio.

              El billete verde no ha dejado de avanzar logrando la paridad con el euro por primera vez en 20 años y parece no tener techo a pesar de la subida récord del IPC y menos ahora que, por segunda vez consecutiva, la Fed decidió subir en otros 75 puntos base a las tasas de interés de referencia, en línea con su tendencia restrictiva o hawkish “para controlar la inflación” histórica de 9,1% en EE.UU.

               Por supuesto, como buenos burócratas que jamás reconocen la propia culpa ni lo destructivo de sus acciones, la Fed nada dice de la astronómica emisión y culpan a «la pandemia, el aumento de los alimentos y la energía y las presiones generales sobre los precios. La guerra de Rusia contra Ucrania”. No tienen vergüenza ni remordimiento alguno sabiendo que “en última instancia, la Fed quiere una desaceleración económica significativa para frenar la inflación, y un dólar más fuerte es parte de ese coctel». O sea, no les importa empobrecer sus ciudadanos con la inflación y, encima, castigarlos con una desaceleración de la economía.

                La subida del 16% del dólar en el último año -y el 6% de ganancia sólo desde finales de mayo- es «lo más extremo que se puede hacer, históricamente hablando» según muchos analistas. La última vez que el índice dólar (DXY) superó los 112 fue en mayo de 2002. El billete verde también ha despertado el interés de los inversionistas. En primer lugar, el halo de refugio que rodea ahora al dólar. Sí, el oro puede ser lo que típicamente viene a la mente cuando se habla de la necesidad de protegerse contra la inflación pero, insólitamente, el dólar ha superado al oro, arrebatándole la corona de refugio.

Gráfico diario del oro, de skcharting.com con datos de Investing.com

                Ahora, por qué ocurre esto, no se supone que el oro es el refugio por excelencia frente a la inflación. Empecemos por aclarar que el dólar se fortalece frente a las otras monedas porque, a pesar de que EE.UU. se encamina a una recesión ya que el PIB se contrajo 1,6% en el primer trimestre y si las lecturas del segundo trimestre también fueran negativas el país ya estaría en recesión, aun así, seguiría estando mejor que Europa debido al desastre que trajeron las cuarentenas y las actuales sanciones a Rusia.

                 Si hasta México tiene menos inflación que su vecino norteño y más de uno, cerca de las fronteras con Argentina, ahorra en paraguayos y bolivianos antes que en pesos argentinos o dólares.

Suba del IPC mexicano comparado con el de EE.UU.

                  Volviendo al tema, los bancos centrales han logrado inflacionar hasta el mismísimo oro -que para ellos es como la luz para los vampiros- y por ello no aumenta.

                  Peter Hambro, una de las mayores autoridades mundiales en el mercado del oro, ha descrito detalladamente algo que es público y notorio pero pocos comentan. El detonante de estos comentarios fue el siguiente gráfico de la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC) de EE.UU. que, debido a una reclasificación de datos que comenzó en el primer trimestre de 2022, ahora muestra la enorme medida en que los bancos de lingotes como JP Morgan han acumulado contratos de derivados de metales preciosos para mantener bajo el precio del oro.

                    En este gráfico pueden verse los aumentos interanuales de los derivados de metales preciosos en bancos comerciales de EE.UU. hasta el 31 de marzo de 2022. O sea, lo que están haciendo es aplastar el precio del oro físico mediante la producción alquímica de ‘oro de papel’ con “la ayuda de los mercados de futuros y la connivencia de los alquimistas, los comerciantes de lingotes”, según describe Hambro.

                    Lograron crear una percepción inquebrantable de que las onzas de oro que se acreditan en una cuenta con un banco o un distribuidor de lingotes eran los mismos que los reales. ¡Y mucho más fácil! No tienes que almacenarlo ni asegurarlo”. Ahora, esta inflación del oro por parte de la banca privada jamás hubiera sido posible sin el reaseguro de los bancos centrales y las directivas de BIS (el Banco Internacional de Pagos de Basilea, el “central de los centrales”).

                     Explica Hambro que “para hacer que el oro papel exagerado pareciera aún más seguro, el Banco de Inglaterra esta dispuesto a prestar oro físico a los Miembros del Mercado del Oro de Londres, en caso de que las cosas se pongan complicadas y las bóvedas estuvieran vacías”. En 1987, el central de Inglaterra instruyó a los bancos de lingotes para que formalizaran su cartel, lo que se hizo mediante el lanzamiento de la London Bullion Market Association (LBMA). Así, hoy el Banco de Inglaterra y la LBMA están entrelazados simbióticamente a través del mercado de préstamos de oro en el que los bancos centrales prestan oro físico.

                     Por cierto, este esquema global de ‘oro de papel’ tiene una oferta ilimitada ya que, como dice Hambro, los gobiernos y los bancos centrales y el BIS «pueden imprimir hasta el infinito» total que después coactivamente imponen sus caprichos sobre el mercado. De momento, el único peligro para este esquema de falsificación de oro, es que grandes tenedores de lingotes como Vladimir Putin y Xi Jinping, decidan romper el juego.

                    Por si acaso, para que no queden dudas de que los “valores tradicionales” no solo no han bajado de precio sino que han aumentado en relación al IPC-como debería haber ocurrido con el oro- les dejo esta tabla, el índice global de precios de la vivienda de Knight Frank, para el primer trimestre del 2022:

                        Por cierto, Argentina no figura en la lista, es que ya casi no figura en el mundo. Porque aquí sí que, insólitamente, bajaron los precios en “moneda dura” hasta de los inmuebles, por la sencilla razón de que el gobierno hace lo imposible por fugar a los capitales y por ello el blue -que es la mejor medida de la inflación verdadera, esto es, la exagerada emisión por sobre la demanda- se ha disparado tanto, en rigor, el peso se ha devaluado tanto por exceso de oferta, no solo porque la imprenta está funcionando exageradamente sino porque la demanda de pesos ha caído fuertemente ante los esfuerzos del gobierno por ahuyentar las inversiones en el país.

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

De cómo los argentinos pobres financiarían a Boeing

Por Alejandro A. Tagliavini*

                     Como siempre tuve gran admiración por la naturaleza -la verdadera, la que se da naturalmente, valga la redundancia, no la que se impone por la fuerza- y siempre supe que es infinitamente sabia, al punto que la razón humana no puede ni llegarle a los talones ya que ni siquiera sabe hasta dónde llega el universo- y siempre supe que está dedicada al crecimiento de la vida, particularmente del hombre, me produjo desde el principio gran desconfianza esta “pandemia” que implicaría que la naturaleza ha traído un virus que amenaza a la vida humana y que el hombre con su razón -su “ciencia”- debe defenderse.

                       Pero, en fin, pandemia o no, cada uno es libre de creer y expresar lo que le venga en gana, lo que no es aceptable, bajo ningún punto de vista ni siquiera en una supuesta “defensa de la vida” -lo que es un gran contrasentido- son las imposiciones violentas de los Estados, cuarentenas y demás, siempre basadas en el pánico y la consecuente irracionalidad. Cuando la ciencia de la Lógica -a la que adhiero por completo- no es respetada, no cabe otra solución que imponerse violentamente, es decir, cuando algo se impone por la fuerza es, precisamente, porque es falso, porque no resiste razón, y entonces pretende superar a Lógica ya que lo contradice.

                       En EE.UU., por caso, se discute la “regulación de la portación de armas” lo que resulta increíblemente incoherente porque, quienes quieren prohibirlas lo que pretenden es que el Estado por vía de fuerza policial, es decir, ¡¿utilizando las armas, prohíba las armas?! El mundo necesita urgentemente profundizar la ciencia de la Lógica, revalorizar el sentido común y la confianza de las personas en sí mismas y en su propio criterio y discernimiento.

                        Una persona, tratando de mostrar «lo peligrosos que son los viajes en avión», me contó que un amigo suyo se fue a Miami a dar la cuarta dosis y en el vuelo de vuelta “se contagió y a pocos días de llegar se murió por covid”. Increíble cuento -y no fue el único del estilo que escuché- que demuestra hasta qué punto no se razona. No sé si el episodio es verídico, no me consta, pero lo que sí me consta es que el que me lo contaba daba -automáticamente, sin razonar- por asegurado que murió por covid sin siquiera considerar que, después de tantas dosis debería estar inmunizado y que, morir a pocos días de la cuarta al menos ameritaba investigar la causa real de la muerte que quizás podría ser la misma vacuna.

                       Es que, a las personas, en el sistema educativo actual, no se les exige razonar -casi que se les prohíbe- sino memorizar y, sobre todo, aceptar lo que dicen las “autoridades” sin que importe el propio discernimiento de las personas “que no son nadie” comparado con las “autoridades”. Pero resulta que, en este caso, las “autoridades” son las burocráticas e ineficientes OMS, la CDC de los EE.UU. y otros organismos estatales con serias sospechas de corrupción. Más vale, mucho más, el sentido común y el discernimiento de cada persona.

                      Es decir que, sin la menor duda, existen peores “pandemias” que la del coronavirus, esto es, la violencia desde los Estados. Así, las cuarentenas han logrado una destrucción muy, pero muy superior, a lo que habría logrado el Covid 19 en el peor de los supuestos. Cerrados los países durante meses, si multiplicamos por la productividad de cada trabajador (en dólares constantes de 2005, según la OIT: 98.427 en EE.UU., 92.107 en Europa o 11.853 en Sudamérica por año), la cifra que ha perdido la economía global, solo en producción, es sideral. Y esto se “disimuló” inyectando dinero de manera astronómica, y ahora hay que pagar la fiesta.

                     “Hacía tiempo que no veíamos una reducción del nivel de vida como ésta. Los ingresos reales están cayendo como no lo hacían desde la segunda mitad de los años 70, cuando la inflación era muy alta, o desde principios de los 80, cuando la gran crisis del petróleo”, asegura Keith Wade, economista jefe de Schroders. Y esto recién empieza. Muchos analistas -de esos que no tienen vergüenza de ser pro oficialistas y justificar a las “autoridades”- culpan a la guerra en Ucrania, razonamiento muy, pero muy corto, ya que el mundo vivó peores y más estúpidas contiendas -como la guerra del Golfo- y la economía global siguió creciendo.

                        Pero esto, en rigor es lo de menos, el problema más serio es que millones más -varias decenas de millones más, muchos más de los supuestos muertos por coronavirus- morirán de hambre. Pero algo no cierra. La naturaleza es sabia y sobreabundante y, de hecho, permite que se produzca un 40% más de lo que la humanidad necesita para alimentarse, pero se pierden anualmente 1.300 M de toneladas métricas de alimentos, según la FAO.

                        Ahora, ¿por qué no llegan a los desnutridos? Son varias las causas, pero las definitorias son los obstáculos que ponen los Estados. Para empezar, los impuestos que cobran empobrecen ya que son derivados hacia abajo subiendo precios o bajando salarios. Otra de las malas políticas es la interferencia en el sistema de precios -subsidios, precios mínimos y máximos- que provoca, entre otras cosas, que los alimentos se desvíen a otros usos, como los biocombustibles, cuando paliar el hambre es más urgente.

                        Por otro lado, a menudo se necesitan sencillos recursos para que la gente pueda cultivar lo necesario y ser autosuficientes, pero hoy el alimento medio recorre en Europa, por caso, entre 2.500 y 4.000 km. No se cultiva más cerca, entre otras cosas, debido a regulaciones estatales sobre el uso de la tierra. Además, las legislaciones sobre “propiedad intelectual” deberían ser derogadas -para todos los sectores y temas- porque son la mayor fuente moderna de monopolios. La propiedad debe quedar establecida por el mercado -el pueblo- y nunca por los Estados.

                        En algunos países se llega al colmo de que las leyes impiden que el agricultor siembre, intercambie o venda sus semillas porque, por caso, existen normativas dentro de los acuerdos de “libre comercio”, sobre derechos de “propiedad intelectual” y comercio. Y obligan, al agricultor que quiere cultivar esas variedades, a pagar royalties como ocurre en países africanos.

                          Para remate, un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia y gran parte termina en la basura. Ahora, los políticos nos han hecho creer que la recolección y tratamiento de los descartes es un “servicio público” que ellos, el Estado, debe proveer. Y llegan al colmo de cobrarnos cuando deberían pagarnos porque hasta la peor basura tiene valor como fertilizante. Si el servicio de recolección estuviera en manos del mercado, en manos privadas eficientes, se nos pagaría por nuestros descartes y, muy probablemente, se distribuiría la comida desechada a precios mucho más bajos entre los más necesitados.

                           Los Estados son así los responsables de la desnutrición, de modo que es una gran ironía -es sólo demagogia- que los Gobiernos diseñen “planes contra el hambre” cuando bastaría con que dejaran de crearla para que desapareciera rápidamente.

                            Por caso, en Argentina, la producción de alimentos podría ser mucho mayor si no fuera por el gobierno que impone todo tipo de dificultades. Por ejemplo, el cierre de importaciones. Cuentan desde Confederaciones Rurales Argentina (CRA) que, para “cuidar las reservas”, el BCRA modificó el sistema de financiación de importaciones, y hasta el 30 de septiembre -o más, veremos- las empresas importadoras deberán buscar financiamiento para poder importar bienes cuando superen hasta un 105% del total importado durante el año anterior, medido en dólares.

                             Ahora, el tema es decisivo para la producción de alimentos. Según Fertilizar, en 2021, el consumo total de fertilizantes en Argentina fue de 5.6 M de toneladas. El porcentaje importado alcanzó en los últimos cuatro años un promedio de 65% del total aplicado en el país. Los fertilizantes nitrogenados y los fosfatados son los de mayor utilización, llegando al 92% del total.

                             Entre los 15 primeros productos importados en 2021 (INDEC), se destacan la urea con contenido de nitrógeno y el fosfato monoamónico por un total de USD 1.316 M. Este valor se aproxima bastante al total de las importaciones del sector agropecuario y agroindustrial, al que se debe sumar alguna maquinaria agrícola, piezas y accesorios, y otros artículos menores. Frente a esta cifra, las exportaciones agroindustriales totales fueron en 2021 de USD 52.382 M, las de granos USD 17.544 M y las de aceites, pellets y harinas, USD 22.293 M.

                     El menor acceso a fertilizantes frente a las próximas decisiones de siembra para la campaña gruesa 2022/23, y el encarecimiento del precio interno, a partir de cierto desabastecimiento, augura una menor siembra de maíz, redundando nuevamente en un esquema de rotación ineficiente, derivado de los efectos de las decisiones de política económica, que no permiten la mejor asignación de la producción agropecuaria, y afectarán el transporte, el empleo y la generación de divisas negativamente.

                       Es insólito, otra vez la incoherencia, la falta de racionalidad, que de manera compulsiva intenta paliar la falta de dólares que, precisamente, es consecuencia de las imposiciones coactivas del Estado.

                     En un mercado libre las importaciones y exportaciones necesariamente se nivelan ya que no se puede importar sino se consiguieron antes los dólares para pagar. El Estado, al retirar coactivamente los dólares a los exportadores y entregarlos a “precio oficial” subsidiado a los importadores, provoca un desequilibrio consiguiendo una sangría de dólares que se paga, en parte, con ayuda del FMI, otro organismo (multi) estatal y, por tanto, producto de la coacción con la que los Estados miembros retiran -por vía impositiva- recursos del mercado, la gente, particularmente los pobres ya que los empresarios pagan los impuestos subiendo precios o bajando salarios.

                  En el siguiente cuadro puede verse como las importaciones y exportaciones están desequilibradas, en rojo o  verde, pero desequilibradas al fin y, contra lo que muchos creen el verde no es bueno porque, dicho rápidamente, son “dólares bajo el colchón”, es decir, recursos que no son utilizados en la producción ni en el consumo sano.

                 Según Invecq, la cuenta que está generando un balance muy negativo es la de servicios cuyos ingresos suman a mayo USD 3.111 M, mientras que los egresos superan los USD 7.000 M, generando un saldo negativo de casi USD 4.000 M, cuando el año pasado no superaba los 1.000 M en el acumulado a mayo.

                  El 92% del déficit se explica, primero, por los costos de los fletes para comerciar internacionalmente, y segundo el déficit turístico que supera los USD 2.000 M dado el aprovechamiento de un dólar más barato con relación al dólar libre, utilizados por quienes viajan al exterior y adquieren productos allí.

                       Por cierto, el destacado economista Roberto Cachanosky twitteó que “En junio el BCRA emitió $ 377.000 millones para financiar el rojo fiscal y otros $ 650.000 millones para sostener el precio de los bonos. Le dio una asistencia al tesoro de $ 1 billón…”. Con esta emisión no extraña la suba del blue y que “Por ahora el billete de mayor denominación que tenemos que es de $ 1.000 equivale a US$ 3,85. En cualquier momento le quitan 3 ceros al peso y volvemos al 1 a 1”. Ironizó Cachanosky.

                      En fin, para graficar la decadencia argentina, podemos medir las acciones locales en oro. Así, por caso, el máximo de la acción BBAR (BBVA Banco Francés SA) fue en enero 2001 y -el mínimo, en octubre de 2020 con el valor de 1.28- hoy cotiza en relación al oro a 1.35 y con tendencia a la baja. 

                      Ahora, la gran ironía de todo esto es que los argentinos pobres terminan financiando a empresas como Boeing.

                      La constructora de aviones, a raíz de la “pandemia” -las cuarentenas, dicho con el rigor que corresponde- fue a Washington a pedir un rescate de para sí y sus proveedores. Finalmente, Boeing, recaudó USD 25.000 M de inversores privados y retiró su solicitud de rescate. Muchas compañías han hecho lo mismo, dijo el presidente de la Fed, y no retiraron la solicitud.

                     Ahora, cómo es que la Fed se da el lujo de regalar dinero a dos manos y la inflación no se desmadra. Para entenderlo, hay que llamar inflación a la inflación -valga la redundancia- y no al aumento del IPC que, aunque está muy relacionado, es independiente. La inflación es el exceso de emisión en tiempo real respecto de la demanda, entonces, la moneda se desvaloriza.

                     Pero el dólar tiene una gran demanda global y eso absorbe inflación. Y entre los demandantes están los argentinos cada vez más empujados por el Gobierno ya sea porque regala verdes subsidiados o porque desvaloriza el peso y la gente huye al dólar. Como sea, estos compradores de dólares absorben la inflación de EE.UU. y así financian los regalos de la Fed. Particularmente afectados son los más pobres que ven sus pesos decaer por la fuga hacia el verde.

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

“No more questions, Your Honor”

By Alejandro A. Tagliavini*

               This will be the most realistic and objective column among the hundreds that I have written during decades, since I am the same witness. Nobody told me about it, I didn’t read it in any media, I experienced it personally.

               Almost three years ago (!!), when they began to spread panic about the coronavirus, I was struck by how, at the same time that almost everyone was spreading aggressive messages to “stop climate change and defend nature”, was growing the terror that led to a hatred, precisely, to nature that would be bringing a virus that threatened the human race and man should use his reason to fight it.

                As I always had great admiration for nature -the true one, not the one that is imposed by force since violence is that which violates the natural order, as the Greek philosophers already knew- I was very suspicious of this supposed enemy of the human being. I always knew that nature is infinitely wise -more than human reason that doesn’t even know how far the universe reaches- and dedicated to the growth of life, particularly of man.

                Then came the violent impositions of the States -quarantines and others- and so I had no doubt that the «pandemic» was a big lie, based on panic, irrationality. When the science of Logic -to which I fully adhere- is not respected, there is no other solution than to impose it violently, that is, when something is imposed by force it is precisely because it is false, because it does not resist reason, it pretends overcome Logic as it contradicts it.

               I always believed, moreover, in the Christian principles of loving one’s neighbor, so this thing of taking refuge and shutting oneself in, escaping from one’s neighbor, seemed to me, to put it crudely, diabolical. I have known children who ran away from their mothers to «avoid contagion», priests who canceled Holy Mass and brought to mind John Paul II and the risk to his life that he ran by attending Mass under the Nazi regime.

               In case something was missing, my doctor, who has kept me very healthy for years, and the best specialists I found -not the official ones- assured that there was no pandemic, and that it was just another strain of the flu as nature always brought us . Nothing had changed.

               And I wrote accordingly. And many media stopped publishing me. And they paid just for sinners because I got tired and decided not to write anymore – except for a fortnightly column on financial issues on my blog – not even for the few coherent and brave people who continued to publish me.

                I realized that it was useless: so many years writing in favor of the first human right, that of the freedom to live one’s own life, and from one day to the next almost everyone, including many who praised my columns, came to insult me ​​for defend freedom against the violent impositions of governments. It wasn’t worth wasting time on an audience whose alienation, based on the panic that had been transmitted to them, was such that there was no objectivity to make them reason.

                And I acted accordingly. I did not do a single day of quarantine, I worked normally, I did physical exercise, I never underwent a PCR or any test to detect covid, I hardly ever used a mask, not even on the crowded train, I never got vaccinated and everyone who around me, including my almost 91-year-old mother, have done much the same thing. And we are all very healthy, thank God, not even half a degree of fever in these three years: not even half a degree of fever in three years.

                  Was it luck (statistical probability)? Impossible, it is not feasible that so many people -everyone around me- will be so lucky for three years walking without a mask even on crowded public transport. Genetics? Of course not, not everyone around me belongs to the same blood. What happened? Obviously: there was no pandemic, nothing different from 2018 or what will happen in 2023. Everything normal, everything logical, everything natural.

                  Personally, I do not know of anyone who has died from covid. Yes, I have heard many stories about it, from other people, but when asked if they have performed autopsies on them, they have told me no, which leaves me with the question of whether they died of, or with, covid or because of the protocols -such as isolating in their death bed to an old man and literally kill him with anguish – or by procedures such as intubation which is very aggressive. In any case, the dead, even according to the unbelievable official statistics, are in the order of the normal ones due to flu symptoms.

                  In short, «No more questions, Your Honor», reality -experienced, not told- imposes itself.

And thanks to Life for being so healthy!

* Senior Advisor at The Cedar Portfolio  and Member of the Advisory Council of the Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

“No más preguntas, Su Señoría”

Por Alejandro A. Tagliavini*

               Será esta la columna más realista y objetiva de entre los cientos que he escrito en décadas, ya que soy el mismo testigo. Nadie me lo contó, no lo leí en ningún medio, lo viví personalmente.  

               Hacen ya casi tres años (!!), cuando comenzaron a difundir el pánico por el coronavirus, me llamó la atención cómo, al mismo tiempo que casi todo el mundo difundía agresivos mensajes para “frenar el cambio climático y defender a la naturaleza”, crecía el terror que conllevaba un odio, precisamente, a la naturaleza que estaría trayendo un virus que amenazaba a la raza humana, y el hombre debía utilizar su razón para combatirlo.

                Como siempre tuve gran admiración por la naturaleza -la verdadera, no la que se impone por la fuerza ya que la violencia es aquello que viola el orden natural, como ya lo sabían los filósofos griegos- desconfié mucho de este supuesto enemigo del ser humano. Siempre supe que la naturaleza es infinitamente sabia -más que la razón humana que ni sabe hasta dónde llega el universo- y dedicada al crecimiento de la vida, particularmente del hombre.

                Luego vinieron las imposiciones violentas de los Estados -cuarentenas y demás- y entonces no tuve ninguna duda de que la “pandemia” era una gran mentira, basada en el pánico, la irracionalidad. Cuando la ciencia de la Lógica -a la que adhiero por completo- no es respetada, no cabe otra solución que imponerse violentamente, es decir, cuando algo se impone por la fuerza es, precisamente, porque es falso, porque no resiste razón, pretende superar a Lógica ya que lo contradice.

               Siempre creí, además, en los principios cristianos, de amar al prójimo, así es que eso de asilarse y encerrarse, escaparse del prójimo, me pareció, para decirlo crudamente, diabólico. He conocido hijos que escapaban de sus madres para “evitar contagios”, sacerdotes que cancelaron la Santa Misa y me trajeron a la memoria a Juan Pablo II y el riesgo de vida que corrió por asistir a Misa bajo el régimen Nazi.                 

               Por si faltaba algo mi médico, que me ha mantenido muy saludable durante años, y los mejores especialistas que encontré -no los oficialistas- aseguraban que no existía ninguna pandemia, y que no era sino otra cepa de la gripe como siempre la naturaleza nos trajo. Nada había cambiado.

               Y escribí en consecuencia. Y muchos medios dejaron de publicarme. Y pagaron justos por pecadores porque me cansé y decidí no escribir más -salvo una columna quincenal sobre temas financieros en mi blog- ni siquiera para los pocos coherentes y valientes que seguían publicándome.

                Es que me di cuenta de que era inútil: tantos años escribiendo a favor del primer derecho humano, el de la libertad de vivir la propia vida, y de un día para otro casi todos, incluso muchos que alababan mis columnas, llegaron a insultarme por defender la libertad contra las imposiciones violentas de los gobiernos. No valía la pena gastar tiempo en un público cuya enajenación, partir del pánico que les habían transmitido, era tal que no había objetividad que los hiciera razonar.

                Y actué en consecuencia. No hice ni un día de cuarentena, trabajé normalmente, hice ejercicio físico, nunca me practicaron un PCR ni ninguna prueba para detectar el covid, casi nunca utilicé barbijo ni siquiera en el tren atestado de gente, no me vacune nunca y todos los que me rodean, incluida mi madre de casi 91 años, han hecho prácticamente lo mismo. Y estamos todos sanísimos, gracias a Dios, ni siquiera medio grado de fiebre en estos tres años: ni medio grado de fiebre en tres años.

                  ¿Fue suerte (probabilidad estadística)? Imposible, no es factible que tantas personas -todos los que me rodean- tengan tanta suerte durante tres años andando sin barbijo incluso en el transporte público abarrotado. ¿Genética? Tampoco, no todos los que me rodean pertenecen a la misma sangre. ¿Qué pasó? Obvio: no hubo ninguna pandemia, no ocurrió nada diferente al 2018 ni a lo que ocurrirá en el 2023. Todo normal, todo lógico, todo natural.

                  Personalmente, no conozco ningún fallecido por covid. Sí escuché muchos relatos al respecto, de otras personas, pero ante la pregunta de si les han realizado autopsias me han dicho que no, con lo que me queda la duda de si murieron por o con covid o por los protocolos -como aislar en su lecho de muerte a un anciano y, literalmente, matarlo de angustia- o por los procedimientos como la intubación que es muy agresivo. En cualquier caso, los muertos, aun según las poco creíbles estadísticas oficialistas, están en el orden de los normales por cuadros gripales.

                  En fin, “No más preguntas, Su Señoría”, la realidad -vivida, no contada- se impone de suyo.

¡Y gracias a la Vida por estar tan sanos!

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

It’s time to pay for the quarantine party

By Alejandro A. Tagliavini*

                   Violence is not free, destroys… or could really anyone believe that closing entire countries, confining cities using the police force would not bring consequences. To put it quickly, the quarantines and other restrictions coercively imposed by governments – and endorsed by a large majority of the population, very frightened – obviously produced a very sharp drop in almost all activities.

                   And, in the face of this collapse violently produced by the States, they did not think of a better idea than to «stimulate» by giving away money -injecting bills as if wealth could be created from nothing- that was spent treacherously, now leaving a debt impossible to pay with which it is necessary to adjust in fact, via inflation and via the artificial increase in credit costs, which will make production and consumption even more difficult.

                   Now, and not saying this with a vengeful spirit, it was repeatedly warned that quarantines would cause much greater damage, exponentially greater, than what it would supposedly prevent. It is very important that those who promoted and implemented these restrictions first understand that they must never act under the influence of fear and then understand that they must apologize because otherwise, if the failure is not recognized, humanity will continue to self-destruct. By the way, to think that it will be nature that destroys man is extremely stupid and incoherent.

                   But let’s go to the cold analysis. The Federal Reserve raised its target interest rate by three-quarters of a percentage point on Wednesday to curb a rally, but it turns out that it is decided after data showed little progress in its battle so far, and «return to its target» of 2% of “inflation”, strictly speaking, the rise in the CPI that relatively reflects real inflation thanks to the fact that prices in the US are relatively free.

                It will also continue to reduce holdings of Treasury bonds and mortgage debt, following the path it already set at the May meeting. In addition, they anticipated that a rise of three quarters of a point or half a point would be «very likely» the appropriate outcome of the next central bank meeting in late July.

                  But of course, since they confuse inflation with a rise in the CPI, the Fed partially blames «the war in Ukraine and China’s confinement policies» when these events undoubtedly cause variations in some prices, but not inflation, which is the depreciation of the currency for excess in the issue. Ironically, and this can be confusing, the dollar – the DXY index – «revalues» but only against the other currencies that depreciate even more.

                  The move raised the short-term federal funds rate to a range of 1.50% to 1.75%, with Fed officials projecting a rate hike to 3.4% by the end of this year and up to 3.8% in 2023, which represents a substantial change from the median of the March projections, which foresaw a rise to 1.9% this year.

                  As sharply tightening financial conditions will weigh on growth, the Fed now sees the economy slowing to a below-trend growth rate of 1.7% this year – from 2.8% forecast earlier – and unemployment will increase to 3.7% at the end of 2022 and it will continue to rise to 4.1% until 2024 and considers that inflation, measured by the price index of personal consumption expenditures, will be at 5.2 % this year and will only gradually slow to 2.2% in 2024.

                How bad the prospects will be that it is difficult to find a more pessimistic scenario in the history of Wall Street. And more than half of the companies on the NASDAQ have been reduced to less than half, that is, half of the Nasdaq constituents are trading at least 50% below their 12-month highs:

                    And many gurus sincerely believe that stocks will never rise again in our lives to the level they left off. In fact, they continue to fall despite that the three times the Fed raised rates this year Wall Street soared, although the enthusiasm was short-lived as can be seen in this S&P chart:

                Now, theoretically, historically, raw materials fell when the dollar index (DXY) increased or, rather, maintained a stable value and, therefore, cheaper in terms of a more expensive dollar, however, today to the commodity index BCOM is not worried about the rise of the dollar:

               Showing two new phenomena. First, the fact that the dollar appreciates against other currencies (the DXY index) does not mean that, in absolute terms, it does not lose value. In other words, the producers of commodities must adjust their prices for -their consumption- inflation regardless of whether the greenback improves its price with respect to other currencies. Second, that phenomena such as quarantines -which reached the height of prohibiting the transfer of laborers, services and supplies from the field, complicating production- and the war and government sanctions are harming production and distribution.

                  Thus, the UN, which at the time supported the quarantines, now rips its clothes off and warns of an imminent world food crisis with hundreds of millions of malnourished people, a hundred times, yes, a hundred times more than the alleged victims of covid 19 and all its variants. And the worst of the case is that they recognize that “it is only the tip of the iceberg”. Of course, they will never acknowledge their responsibility – they are bureaucrats too benefited by the States to run the risk of losing their privileges – and so they blame only «the war in Ukraine».

                 It is true that the Russian blockade in Odessa, Ukraine’s main port, is very damaging. From there, before the war, the country exported about six million tons of grain every month that fed about 400 million people. But not accepting that the problem began long before the war, with the quarantines, is lying blatantly to hide guilt.

                 Facts kill the official story. One of the most pernicious consequences has been the unprecedented increase in the prices of many inputs, particularly fertilizers, which, among other things, has caused a historic increase in food prices and the collapse of supply chains in all the world. But, while the “pro quarantine” analysts blame the war, the following curve clearly shows that the problem started much earlier and, in fact, the price has dropped in recent weeks:

             In our partner Brazil, one of the world’s largest food producers, according to Bloomberg, the excess of fertilizers that accumulates in the largest Brazilian ports indicates that the price of nutrients has to fall further before farmers start buying, that is, the expectations are that it will go down, despite the war, thanks to the lifting of quarantines and other restrictions:

                       But there are other niceties, as always, promoted by the States (by the monopoly of violence, by violence). For example, a few days ago corn resumed its bullish streak driven by crop rationing in the US. In fact, the prices of this grain experienced their biggest rise in 15 weeks. It happens that there is a kind of insurance against bad weather, promoted by the State, which compensates those who do not sow until June 5, many farmers opting to leave millions of hectares unsown.

                  In short, such is the uncertainty that during the last days the sales have been imposed even in the debt market. Thus, the yield of the 10-year US debt reached new highs with returns that touched 3.42%, as did the German bund (up to 1.75%) or the Spanish (which touched 3.12 %).

* Senior Advisor at The Cedar Portfolio  and Member of the Advisory Council of the Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

Llegó la hora de pagar la fiesta de las cuarentenas

Por Alejandro A. Tagliavini*

                   La violencia no es gratis, destruye… o acaso creían que cerrar países enteros, confinar ciudades utilizando la fuerza policial no traería consecuencias. Para decirlo rápidamente, las cuarentenas y demás restricciones coactivamente impuestas por los gobiernos -y avaladas por una gran mayoría de la población, muy asustada- obviamente produjeron una muy fuerte caída en casi todas las actividades.

                   Y, frente a este desplome violentamente producido por los Estados, no se les ocurrió mejor idea que “estimular” regalando dinero -inyectando billetes como si se pudiera crear riqueza de la nada- que se gastó con alevosía, quedando ahora una deuda imposible de pagar con lo cual hay que ajustar de hecho, vía inflación y vía encarecimiento artificial del crédito que dificultará aún más la producción y el consumo. 

                   Ahora, y no dicho esto con ánimo revanchista, se advirtió reiteradamente que las cuarentenas provocarían un daño muy superior, exponencialmente superior, a lo que, supuestamente, evitaría. Es muy importante que quienes promovieron y ejecutaron estas restricciones primero entiendan que jamás debe actuarse bajo el influjo del miedo y, luego, que comprendan que deben disculparse porque de otro modo, si no se reconoce el fallo, la humanidad continuará auto destruyéndose. Por cierto, pensar que será la naturaleza la que destruya al hombre es extremadamente estúpido e incoherente.

                   Pero vayamos al análisis frio. La Reserva Federal elevó el miércoles su tasa de interés objetivo en tres cuartos de punto porcentual con la intención de frenar un repunte, pero resulta que se decide después de que datos mostraron escasos avances en su batalla hasta el presente, y «devolver a su objetivo del 2%» a la “inflación”, en rigor, la suba del IPC que refleja relativamente a la inflación real gracias a que en EE.UU. los precios son relativamente libres.

                También seguirá reduciendo las tenencias de bonos del Tesoro y deuda hipotecaria, siguiendo el camino que ya fijó en la reunión de mayo. Además, adelantaron que un aumento de tres cuartos de punto o de medio punto sería «muy probablemente» el resultado apropiado de la próxima reunión del banco central a finales de julio.

                  Pero claro, como confunden inflación con suba del IPC, la Fed culpa parcialmente a “la guerra en Ucrania y las políticas de confinamiento de China” cuando estos hechos, sin dudas provocan variaciones en algunos precios, pero no inflación que es la depreciación de la moneda por exceso de emisión. Irónicamente, y esto puede confundir, el dólar -el índice DXY- se “revaloriza” pero solo respecto de las otras monedas que tienen una depreciación aun mayor.

                  La medida elevó la tasa de interés de los fondos federales de corto plazo a un rango de entre el 1,50% y el 1,75%, y los funcionarios de la Fed proyectaron un aumento de la tasa hasta el 3,4% a finales de este año y hasta el 3,8% en 2023, lo que supone un cambio sustancial respecto a la mediana de las proyecciones de marzo, que preveían un alza al 1,9% este año.

                  Como el fuerte endurecimiento de las condiciones financieras pesará sobre el crecimiento, ahora la Fed considera que la economía se ralentizará a una tasa de crecimiento inferior a la tendencia del 1,7% este año -desde el 2,8% pronosticado antes- , que el desempleo aumentará al 3,7% a fines de 2022 y que seguirá subiendo hasta el 4,1% hasta 2024 y considera que la inflación, medida por el índice de precios de los gastos de consumo personal, se situará en el 5,2% durante este año y solo se ralentizará gradualmente a un 2,2% en 2024.

                Cómo serán de malas las perspectivas que es difícil encontrar en la historia de Wall Street un escenario más pesimista. Y más de la mitad de las compañías del NASDAQ han quedado reducidas a menos de la mitad, o sea, la mitad de los integrantes del Nasdaq cotizan al menos un 50 % por debajo de sus máximos de 12 meses:

                    Y muchos gurús creen sinceramente que las acciones nunca volverán a subir en nuestra vida al nivel que dejaron. De hecho, siguen cayendo a pesar de que en las tres oportunidades en que la Fed subió las tasas este año Wall Street se disparó, aunque el entusiasmo duró poco como puede verse en este gráfico del S&P: 

                Ahora, teóricamente, históricamente, las materias primas bajaban al aumentar el índice dólar (DXY) o, mejor dicho, mantenían un valor estable y, por ende, más baratas en términos de un dólar más caro, sin embargo, hoy al índice de commodities BCOM no le preocupa el aumento del dólar:

               Mostrando dos fenómenos nuevos. En primer lugar, que el hecho de que el dólar se revalorice con respecto a otras monedas (el índice DXY) no significa que, en términos absolutos, no se desvalorice. En otras palabras, los productores de commodities tienen que ajustar sus precios por -sus consumos- inflación independientemente de que el billete verde mejore su cotización respecto de las otras monedas. En segundo lugar, que fenómenos como las cuarentenas -que llegaron al colmo de prohibir el traslado de peones, servicios e insumos del campo complicando la producción- y la guerra y las sanciones de los gobiernos están perjudicando la producción y distribución.

                  Así las cosas, la ONU, que en su momento apoyó las cuarentenas, ahora se rasga las vestiduras y advierte sobre una inminente crisis alimentaria mundial con cientos de millones de personas desnutridas, unas cien veces, si, cien veces, más que las supuestas víctimas del covid 19 y todas sus variantes. Y lo peor del caso es que reconoce que “es solo la punta del iceberg”. Claro que nunca reconocerá su responsabilidad -son burócratas demasiado beneficiados por los Estados como para correr el riesgo de perder sus privilegios- y entonces culpan solo a “la guerra en Ucrania”.

                 Es cierto que el bloqueo ruso en Odessa, principal puerto de Ucrania, es muy perjudicial. Desde allí, previo a la guerra, el país exportaba cada mes unos seis millones de toneladas de grano que alimentaban a unos 400 millones de personas. Pero no aceptar que el problema empezó mucho antes de la guerra, con las cuarentenas, es mentir descaradamente con el fin de esconder culpas.

                 Dato mata relato. Una de las consecuencias más perniciosas ha sido el aumento sin precedentes de los precios de muchos insumos, particularmente, de los fertilizantes que, entre otras cosas, ha provocado un aumento histórico en los precios de los alimentos y el colapso de las cadenas de suministro en todo el mundo. Pero, mientras que los analistas “pro cuarentena” acusan a la guerra, la siguiente curva muestra claramente que el problema empezó mucho antes y, de hecho, el precio ha bajado en estas últimas semanas:

             En particular, en nuestro socio Brasil, gran productor mundial de alimentos, según Bloomberg, el exceso de fertilizantes que se acumula en los puertos brasileños más grandes indica que el precio de los nutrientes tiene que bajar aún más antes de que los agricultores comiencen a comprar, es decir, las expectativas son de que baje, a pesar de la guerra, gracias al levantamiento de las cuarentenas y demás restricciones:

                       Pero hay otras lindezas, como siempre, impulsadas por los Estados (por el monopolio de la violencia, por la violencia). Por caso, días atrás el maíz reanudó su racha alcista impulsado por el racionamiento de cultivos en EE.UU. De hecho, los precios de este grano experimentaban su mayor subida en 15 semanas. Sucede que existe una especie de seguro ante el mal clima, promocionado desde el Estado, que compensa a quienes no siembran hasta el 5 de junio, optando muchos agricultores por dejar millones de hectáreas sin sembrar.

                  En fin, tal es la incertidumbre que durante las últimas jornadas las ventas se han impuesto incluso en el mercado de deuda. Así, el rendimiento de la deuda estadounidense a 10 años llegó a marcar nuevos máximos con rentabilidades que tocaron el 3,42%, al igual que el bund alemán (hasta el 1,75%) o la española (que tocó el 3,12%) y que profundiza sus máximos de 2014. Y si se observa la deuda a corto plazo, a dos años, de los estados citados anteriormente se repite el mismo patrón.

           

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

Web construida con WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: