Por Alejandro A. Tagliavini*

El anuncio de presidente de la Fed de que flexibilizará la política respecto a la inflación, es decir, que todavía por algún tiempo habrá dinero regalado, ha logrado que Wall Street quede desacoplada de los continuos anuncios de bancarrotas, cierres de empresas o despidos de trabajadores en EE.UU. Es que, en realidad, los mercados bursátiles no son la economía como explicaba en una nota anterior.

              El índice más rezagado, el Dow Jones de Industrials sube 2,6% en la semana y apenas 0,4% en el año. El S&P 500 repunta 3,24% en los últimos siete días y 8,5% en 2020. Por último, el Nasdaq 100 sube 3,81% en la semana y 37,4% desde enero. Desde hace tiempo vengo señalando que Wall Street luce sobrevalorado gracias al dinero que, literalmente, regalan en EE.UU. Este gráfico de The Market Ear, muestra que el Nasdaq Composite sube 48% interanual mientras que las ganancias caen 30%.

                   Como señala Michael Hartnett de Bank of America, con el S&P ya en 3.500, le faltan solo 130 puntos -menos del 4%- para quedar en los 3.630 el día de las elecciones y así alcanzar el récord de todos los tiempos en este rally, en cuanto a velocidad y magnitud, superando el rally de los mínimos de 1938.

                    En particular, desde Zerohedge, destacan que Apple (AAPL), que batió el récord global, está a solo 2% de superar a todo el Russell 2000 sumado. “Delirante”.

                      Cuando finalice la negociación, Apple entregará a sus accionistas cuatro acciones por cada una, en tanto que Tesla completará una división de cinco por una. Y, en parte, el fraccionamiento de las acciones habría empujado la suba al facilitar la entrada de pequeños ahorradores sumando así inversores. Apple trepó 32% desde que anunció ganancias trimestrales sorprendentemente sólidas el mes pasado, junto con la división. Tesla subió 57% desde la noticia de la movida de sus acciones el 11 de agosto, extendiendo un poderoso repunte en ausencia de información nueva sobre el estado de su negocio.

                      Algunos creen que, si otros los copian con sus propias divisiones, podría formarse «un mercado espumoso» de tantas burbujas. Otros muestran este gráfico que muestra cómo, por el contrario, las divisiones y los precios de las acciones fueron en sentido contrario.

                    Otras dos tecnológicas alcanzaron niveles muy altos: Alphabet, cuyas acciones superaron los USD 1.600 y Amazon, que superó los USD 3.400. Así, el valor combinado de las cinco empresas más grandes del S&P 500: Apple Inc (AAPL.O), Amazon.com Inc (AMZN.O), Microsoft Corp (MSFT.O), Facebook Inc (FB.O) y la matriz de Google, Alphabet Inc ( GOOGL.O) ahora asciende a más de US$ 7 B , casi el 25% de la capitalización de mercado del índice. Esto da a pensar que, si estas empresas se caen, se cae todo Wall Street.

                    Y Michael Kramer escribió que la volatilidad podría dispararse; los indicios apuntan a una venta masiva provocada por las tecnológicas. Amenazas tienen. Por un lado, legisladores estadounidenses las acusan de sofocar la competencia, pero la verdad es que son demasiado poderosas y los políticos fáciles de comprar. La única amenaza real, al menos en el corto plazo, es que se pinche la burbuja cuando los inversores encuentren mayor rentabilidad por ejemplo en los bonos.

                     En fin, el petróleo WTI rondaba los USD 42,97l, el oro los USD 1.972,20 y el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años estaba en 0,724% en tanto que el dólar perdía terreno frente al euro, con un cambio de 1,189.

Argentina y la suba de impuestos  

                  En tanto este país sigue en su esfuerzo por ahuyentar inversores, desalentar el trabajo cuando no prohibirlo y, así, destruir el país como si hubieran utilizado una aplanadora John Deere. Lo último es la reforma tributaria que buscará recaudar más, es decir, dar una señal hacia la “sostenibilidad fiscal” que es lo que exige el más que estatista, troglodita, FMI, para que le puedan devolver su dinero.

                    A raíz de esto se ha puesto otra vez de moda la curva -escrita en una servilleta en 1974- de Laffer a quién Trump ha condecorado, a sus 79 años, con la Medalla Presidencial de la Libertad. En este gráfico, que publicó Nery Persichini en Twitter, puede verse una buena descripción de la curva:

                      A ver, en principio es cierto que, si la carga o tasa impositiva es cero la recaudación también lo será, y que si la tasa es del 100% la recaudación será cero porque nadie trabajaría para entregar todo. Pero definitivamente no está nada claro qué ocurre dentro de la curva. Como escribió el economista español José Hernández Cabrera, esta curva es un instrumento estatista al servicio de la mayor confiscación en términos absolutos. Es como si un esclavo le dijera a su amo: “Si me castigas demasiado vas a salir perdiendo”.

                     Y, aunque muchos ingenuos no lo vean, los políticos no tienen reparo en hacer daño a sabiendas y reducir la recaudación si con ello se obtiene una utilidad mayor. Por ejemplo, en Venezuela, Chávez destruyó moral y económicamente su país como medio para perpetuarse en el poder.

                     Es hora de descubrir a los demagogos y decir que todos los impuestos caen sobre los más débiles. De hecho, el Estado, la violencia que monopoliza- siempre destructiva- sin dudas es el principal creador de pobreza, sino el único. Cuando quita coactivamente recursos a una empresa, esta tiene que cubrir ese bache porque existe para obtener ganancias y así atraer inversiones y poder crecer en el servicio que presta a la comunidad.

                      Entonces, cubrirá ese costo, por ejemplo, aumentando precios o bajando salarios. O sea, cuanto mayor es la capacidad económica de una persona, con más fuerza derivará los impuestos hacia abajo hasta llegar al desempleado que tiene que absorber el aumento de precios sin poder trasladarlo al no tener ingreso para aumentar.

                      Dicen los demagogos que el dinero coactivamente retirado del mercado vuelve en asistencia social. En primer lugar, poco de lo recaudado termina en asistencialismo y luego, lo que teóricamente se dirige a los pobres pasa por una burocracia -y corrupción- que consume buena parte y, entonces, lo que llega al pobre es menos de lo que se le quitó: así es como existe la pobreza, por culpa de la violencia estatal.

                       Así las cosas, en general -siempre hay excepciones y cisnes negros- no hay inversión para un conservador en Argentina. Por casos, desde que se llegó al acuerdo por la deuda a  principios de mes, el S&P Merval cae en el orden del 20% en dólares y los bonos alrededor del 15%. Ni los Cedears son recomendables, además de que corren con la inseguridad jurídica argentina, dependen del CCL de trayectoria imprevisible, de hecho, retrocedió 6,8% a $125,84, por lo que el spread con la cotización mayorista bajó hasta el 70,1%, cuando una semana atrás superaba el 80%.

                        Y podría resultar cierto que el gobierno lo baje a patadas. Mariano Gorodisch, escribió que si el 7S no baja el dólar Bolsa, el Gobierno saldrá a intervenir. El 7 de septiembre el BCRA tendrá poder de fuego en el mercado de cambio visto que tiene unos USD 15.000 M en títulos que son elegibles para el canje, entre los cuales serán las nuevas referencias del mercado de dólar Mep y CCL. Así, a través de una intensa operatoria diaria de venta de bonos se podrá disminuir el diferencial entre ambos mercados.

*Asesor Senior en The Cedar Portfolio  y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini

www.alejandrotagliavini.com

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