Por Alejandro A. Tagliavini*
Como habíamos dicho en la útlima columna, las presiones inflacionarias globales empiezan a mostrarse y lo peor es que esta inyección de dinero sin esfuerzo, sin que conlleve trabajo y producción, al estilo keynesiano, crece. Lo que se condice con la creencia de que el gobierno debe cuidarnos, guiarnos y estimularnos en todo como si no estuviera claro que lo que nace de la violencia -de la que el Estado se arroga su monopolio- solo destruye, incluso en la salud en la que los privados en libertad han demostrado conducirse con mucha más eficiencia.
Además de unos US$ 3 B que conformaron el paquete de “estímulo” lanzado por la Fed y US$ 4,5 B a nivel global, los 160 M de estadounidenses que recibieron cheques de estímulo a principios de este año recibirían otro pago el próximo mes. Las personas que ganen hasta US$ 75.000 recibirían un pago de US$ 1.200 más 500 para sus hijos. Las parejas que ganen hasta US$ 150.000 también calificarían. Los montos de pago disminuyen gradualmente para los solteros que ganan hasta US$ 99.000 o US$ 198.000 como pareja. Con esto inyectarán otros US$ 300.000 M más en la economía en las próximas semanas.
Para remate, la Unión Europea (UE), acaba de anunciar que, por primera vez en su historia se endeudará para financiar un estímulo económico con € 390.000 M en subvenciones y 360.000 M en créditos y un marco financiero para 2021-2027 de más de un billón de euros. El mayor pacto financiero en su historia: 1,8 B en total, equivalentes al 17% de la Renta Nacional Bruta de la UE, superior a la acometida por EE.UU. (15,9%) o China (4,2%) para, irónicamente, responder a la brutal crisis que estos mismos gobiernos han provocado con sus recientes represiones a los mercados.
Obviamente, como siempre ocurre con los fondos manejados por los políticos, se asoma mucha corrupción, de hecho, para aprobar este plan han renunciado explícitamente a un control estricto de los fondos.
Tan claro está que el futuro es negativo que, frente al anticipo de la UE de inyectar tanto dinero, las bolsas inicialmente subieron, pero luego se moderaron quedando a la baja. Por la presión inflacionaria, las bolsas de EE.UU. todavía se mantenían muy por encima de sus mínimos de 2020. Pero las últimas noticias no fueron buenas y empezaron a bajar. La cifra de personas que pidió beneficios estatales por desempleo en EE.UU. creció la semana pasada por primera vez en casi cuatro meses. Los subsidios iniciales de ayuda por desocupación totalizaron una cifra desestacionalizada de 1,416 M en la semana al 18 de julio, desde los 1,307 M de la semana previa, cuando los analsitas esperaban 1,30 M.

Las acciones estadounidenses cayeron al descubierto, mientras que los rendimientos del Tesoro a 10 años se mantuvieron más bajos después del informe. Las cifras de solicitudes de desempleo pueden reflejar tanto los cierres renovados de negocios como restaurantes, así como los despidos en otras empresas que han visto una caída sostenida en los ingresos.
Entre los casos notorios esta semana en Wall Street está Amazon (NASDAQ:AMZN), cuya acción el lunes 21 subió 7,9%, sumándole a su fundador Jeff Bezos US$ 13.000 M a su fortuna, siendo el mayor salto en un solo día para un individuo, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. Este año, su fortuna aumentó hasta los US$ 189.300 M, siendo la persona más rica del mundo, ya que posee el 11,1% de las acciones de Amazon cuyo valor de mercado ha llegado a superar los US$ 1,5 B, un récord absoluto. Aunque el lunes bajó un 7%.
Twitter Inc (NYSE:TWTR) se disparó este jueves pero luego se moderó quedando, de todos modos, cerca de los máximos del año, debido a su mayor crecimiento anual de usuarios, superando los pronósticos. El promedio de usuarios activos diarios monetizables (mDAU) aumentó 34% año tras año a 186 M, por encima de la estimación de los analistas de 176 M. Sin embargo, la empresa no alcanzó las expectativas sobre sus ingresos trimestrales el jueves, ya que la desaceleración económica provocada por las cuarentenas castigó el negocio de anuncios digitales. Las ventas de anuncios, el 82% de los ingresos de Twitter, se redujeron 23%, hasta US$ 562 M y los ingresos totales ascendieron a US$ 683 M, lo que supone un descenso del 19% respecto al año anterior. Ajustados los resultados excluyendo cuestiones impositivas, sufrió una pérdida de US$ 127 M, 16 centavos por acción, cuando el año pasado tuvo un beneficio de US$ 37 M.
Por su parte Tesla Inc. no deja de soprender y confundir, esta semana llegó a su récord histórico de US$ 1643 para teminar en 1513. Aumentó sus ganancias meteóricas que superaron las expectativas y reafirmó su objetivo de 500.000 unidades en el año fiscal 2020 mientras la demanda en China, de sus vehículos, se acelera. La acción casi se ha cuadruplicado este año y ha aumentado más de seis veces en los últimos 12 meses. Pero confunde tanto que los analistas fijan un precio objetivo que va desde los US$ 740 por acción hasta los 1800.

En Argentina la economía sigue en caída libre y va para peor desde que no se frena la tendencia a regular -reprimir- al mercado y asfixiarlo con un Estado cada vez más grande en relación al sector privado, a lo que hay que sumarle la inexistencia de seguridad jurídica, de modo que cualquier inversión es de alto riesgo, salvo el blue.
El S&P Merval que, por cierto, negocia diariamente alrrededor de US$ 12 M contra los 5500 del S&P 500, los 1300 del BOVESPA y los 250 del IPSA chileno, insólitamente esta semana subió sopredentemente, pero luego el cayó la realidad. Aun cuando se llegue a un acuerdo sobre la deuda, cualquier acuerdo tiene patas cortas ya que no se podrá cumplir porque la economía caerá lo suficiente como para que el gobierno argetino pueda pagar poco o nada.
Ni siquiera la estrella de los últimos tiempos, los Cedears, son aconsejables para inversores conservadores porque mientras el blue se dispara y apenas comienza su carrera, el CCL y el MEP bajan y, lo peor, es que nadie sabe cuándo con un DNU el gobierno los tira al subsuelo. Por cierto, en lo que va de 2020, el dólar oficial creció 19,8%, mientras que los paralelos saltaron alrededor del 70% y el blue 76%
Así las cosas, ante estas tendencias inflacionarias queda el refugio por excelencia, el oro que sube 22% en el año hasta los US$ 1885/onza casi en el récord de 2011 de US$ 1.900. Cuando Richard Nixon puso fin al sistema de Bretton Woods en 1971, es decir, desligó definitivamente al dólar del metal precioso, el precio promedio del oro para el año fue US$ 40,62/onza, lo que significa que hasta hoy aumentó el 4640%.
*Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
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