Por Alejandro A. Tagliavini*

 

En la típica foto de campaña está el funcionario inaugurando obra “púbica”, en rigor, estatal porque públicas también son las empresas privadas que no discriminan la entrada de público. Y muchos, propaganda mediante, creen que es mérito del funcionario cuando es todo lo contrario.

La obra estatal se financia con impuestos, con el esfuerzo de los ciudadanos. Y, sobre todo, con el sacrificio de los más pobres porque las cargas fiscales, aun dirigidas a los ricos, recaen con más fuerza sobre los más pobres. Cuanto más alto se está en la escala económica más se derivan los impuestos: las empresas los pagan subiendo precios o bajando salarios o dejando de invertir demandando menos mano de obra, los profesionales aumentando sus honorarios, y los pobres pagan.

Además, como dice Frank Tripler, «… lo que el sistema económico produce… (es)… conocimiento inmaterial», o sea, el recurso natural por excelencia es el cerebro, la mente humana, la creatividad de cada persona. Así, Japón, es una potencia y Holanda, con solo 2% del territorio de Argentina, es el segundo exportador global de productos agrícolas.

Macri, mesiánico, creyó que él sacaría el país adelante. Nos queda la esperanza de que el nuevo gobierno respete más a las personas, les quite menos recursos -por vía inflacionaria, impositiva y deuda/tasas de interés- y “desregule”, es decir, elimine límites a la capacidad creativa.

En campaña, todos son buenos y el discurso de los FF parece moderado, en relación a Macri cuyo estatismo creciente, en un país ya muy estatizado, colapsó. De paso, no sé si Argentina llegaría a ser Venezuela, pero vale recordar que el chavismo nació de un militar – ex golpista- y se basa en las FFAA, cosa impensable en Argentina. En cambio, Macri nos lleva a Bolivia. Según la Cámara Hotelera del Gran Chaco boliviano, en 2019 un 40% más de argentinos ingresaron en busca de trabajo, y los toman “en negro”, por menor costo. Hoy 100 pesos argentinos son 12 bolivianos cuando en 2018 eran 47.

Aunque, lamentablemente, pareciera que los FF van por el camino de aumentar la carga impositiva -i.e. las retenciones, cosa que Macri también iba camino de hacer- y algún control de capitales, dicen que no cerrarán la economía, que no repudiarán el acuerdo UE- Mercosur, que discutirán reformas previsionales y laborales “light” y que no quieren default.

Entre los inversores se discute cuándo y cómo se reestructura la deuda, con Macri o los FF parece inevitable. Aparentemente, los FF quieren reestructurarla con el FMI y, luego, estudiar los bonos de corto plazo, de modo de evitar pánico en el mercado.

Oportunidad para que Argentina termine con bancos (multi) estatales como el FMI de manera seria y ordenada. No al estilo Ucrania, sino de salir definitivamente de estos organismos burocráticos. Lo que, por cierto, desalentaría a los fondos distressed (buitres) y en general a la “patria financiera” gran beneficiaria de la “bicicleta”.

Durante el primer semestre de 2019, los bancos privados ganaron $117.798 M, suba del 219,5% i.a. debido a la mejora extraordinaria en los «Resultados por títulos valores», que les generó ingresos por $41.807 M. Al mismo tiempo, según el BCRA, los créditos cayeron 35% real durante julio por la recesión y la súper tasa, las Leliq. O sea, que la “patria financiera” garantizada por el FMI absorbe dinero del mercado destruyendo la producción.

El esquema era inviable, y el verdadero culpable del lunes negro tras las PASO cuando el stock de depósitos en dólares del sector privado cayó fuerte, aunque el sistema sigue líquido. El patrimonio de los FCI bajó US$5.600 M en tres días al ritmo del Merval que, en dólares, pasó de ser la segunda bolsa que más ganaba en el mundo, 21%, a la que más cae, 33%, mientras que los bonos y las acciones en moneda dura caían más de 60%.

Entretanto, las reservas del BCRA bajaron en US$ 3.904 M con el fin de “contener al dólar” en las cinco jornadas post PASO. En agosto ya se pierden US$ 5485 M, ritmo insostenible hasta octubre.

Las últimas medidas populistas de Macri muestran que nunca fue alternativa real al populismo, con lo que atribuir el lunes negro a la amenaza de populismo es subestimar al mercado. Lo que sí ocurrió es que se pinchó la burbuja irresponsablemente alentada por analistas y operadores financieros que convencieron a sus clientes de que todo venía bien con Macri y el FMI.

Entretanto, la recesión global llegaría en 2020, a lo sumo los bancos centrales podrían postergarla -y profundizarla- con políticas todavía más expansivas al estilo de lo que promueve el FMI: no es casual que Lagarde sea la nueva presidente del BCE. El PBI alemán cayó -0,1% en el segundo trimestre, y el Reino Unido -0,2%.

El MSCI World, índice de bolsa mundial, perdió 4,79% en las 11 primeras jornadas de agosto, unos US$ 2,24 B. La deuda japonesa tiene rendimientos cercanos a cero y la europea hasta negativos como la alemana. Así, los inversores se refugiaron en el oro (subre 18% en 2019) y bonos del Tesoro, con vencimientos más cortos -y rendimiento del 1,55%- que avanzaron 2,96% llegando a invertir la curva de rendimientos, aunque luego se emparejo. El índice global de bonos soberanos repuntó 2,72% mientras que la deuda china, en agosto, cayó 1,35%.

 

 

 

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

 

@alextagliavini

 

www.alejandrotagliavini.com

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