Por Alejandro A. Tagliavini*

 

Todos discuten qué pasó realmente. ¿No previeron o no reprimieron lo suficiente? ¿Cuánta responsabilidad tienen la barra brava y los clubes? Pero esta no es la base de la cuestión así que, contestando estas preguntas, no se evitará la violencia.

Cuenta el profesor Enrique Ghersi, que las barras bravas en todo el mundo tienen una conexión con los clubes, la policía y los dirigentes las estimulan, tal cual hacen los políticos con los votos en el afán por manejar al Estado. Según Ghersi, el problema es la ausencia de derechos de propiedad bien establecidos, a raíz de legislaciones deportivas y civiles que regula coactivamente el Estado- los políticos- imponiendo que los clubes sean sociedades “de personas” y no de propietarios.

Los socios pueden usufructuar las instalaciones, pero no son dueños. Y, como los dirigentes tampoco lo son, finalmente, solo les interesa su carrera política y no la propiedad del club. Tenía razón Tomás de Aquino -refiriéndose a cualquier empresa estatal o de propiedad común- que «cada uno es más solícito en la gestión de aquello que con exclusividad le pertenece que en lo que es común a todos… se administran más ordenadamente las cosas humanas cuando a cada uno incumbe el cuidado de sus propios intereses, mientras que reinaría confusión si cada cual se cuidara de todo indistintamente».

Así, frente a los daños que provocan las barras a la mayoría no le interesa verdaderamente. En cambio, si los socios fueran propietarios y tuvieran que pagar una parte, entonces existirían estímulos para evitar y controlar los desmanes. No hay violencia en los hipódromos ni en el golf. No es un problema de deportes masivos. No hay violencia ni en el béisbol y ni siquiera en el fútbol americano.

Porque en estos deportes los derechos de propiedad son claros y cada equipo y cada estadio tiene un dueño. Algunos clubes de fútbol ya se han convertido en sociedades de capital, anónimas y listadas en la Bolsa. Por casos, el Manchester City y el Juventus.

Y las ventajas no, son solamente la eliminación de la violencia al desparecer la política y por ende las barras bravas y ser reemplazados por propietarios responsables, sino la transformación de clubes, hoy mayormente deficitarios, en empresas exitosas auditadas por expertos y gestionadas por profesionales, a los que se les exige un plan de negocio que asegure un proyecto deportivo y empresarial mejor que el de los rivales.

Por caso, el fútbol de España fue parcialmente “privatizado” -desregulado- por el gobierno socialista de Felipe González entre 1988 y 1990 permitiendo a los clubes convertirse en sociedades anónimas deportivas (SAD). La mayoría -salvo Real Madrid, FC Barcelona, Athletic Bilbao y Osasuna- hoy son propiedad de inversores privados. Y el crecimiento deportivo ha sido notable convirtiéndose hoy en uno de los mejores del globo.

Entre nuestros vecinos es destacable el crecimiento deportivo del fútbol chileno desde que se “privatizó” y sus principales clubes cotizan en Bolsa como el Colo Colo, Universidad Católica y Universidad de Chile. Como caso particular, en Alemania los inversores no pueden tener una participación superior al 49% de un club.

La renombrada firma Soccerex clasifica a los clubes con más poder financiero en este deporte que mueve globalmente unos US$ 700.000 M anuales, una vez y media el PBI argentino. El último ranking (2018) está basado en el Índice Financiero de Fútbol o Football Finance Index (FFI), que considera cinco variables: activos de juego y fijos, dinero en el banco, una potencial inversión de compra y deuda neta.

En primer lugar, aparece uno que es SAD, el Manchester City con un FFI de 4.883; en segundo lugar, el (SAD) Arsenal con un FFI de 4.559. Recién sexto aparece el Real Madrid -a pesar de que, por no ser SAD, no paga impuesto a las sociedades- con un FFI de 2.579, y 13 el FC Barcelona con 1.626.

El informe reconoce que los alemanes se ven parcialmente coartados y que los dos gigantes españoles se ven perjudicados porque al no ser SAD bloquean la posibilidad de un gran inversor y destaca que, en un hipotético caso en el que el Real Madrid se capitalice a través de la bolsa, su poder financiero podría ubicarlo en la cima del ranking. Por cierto, Boca aparece en el puesto 76 con un FFI de 0.191, seguido de River Plate con 0.189 y en el puesto 93 Independiente con un FFI de 0.079.

En fin, la (AFA) discutiría este 29 de noviembre la modificación de su estatuto para permitir que los clubes se conviertan en SAD, una buena medida impulsada por Macri quien lo intentó al frente de Boca entre 1995 y 2008, con el mismo argumento que esgrimió Felipe González: la falta de trasparencia y la cantidad de aportes públicos que recibían los clubes.

 

 

 

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

 

@alextagliavini

 

www.alejandrotagliavini.com

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