Por Alejandro A. Tagliavini*
Claramente el mundo está pasando por ciertas turbulencias principalmente debido a la guerra comercial entre EE.UU. y China. Y algunos sospechan que podría sumarse una guerra de divisas, aunque la explicación oficial respecto a las recientes caídas del yuan es que se debieron principalmente a la fortaleza del dólar, remarcando que no se ha depreciado tanto contra una cesta de divisas. China, estaría dejando que su moneda fluctúe.
Los temores han llegado a los mercados bursátiles provocando las mayores caídas en el Nasdaq desde junio de 2016, el mayor desplome de la Bolsa de Shanghai desde febrero de 2016, y el tropiezo más severo en el Nikkei desde marzo. Pero estas desinversiones no se desviaron hacia el dólar, de hecho, el índice dólar -que refleja su cotización respecto al resto de las principales divisas mundiales- cede terreno.
El yen se reafirma como activo refugio, y alcanza nuevos máximos mensuales. Otro activo refugio clásico, el franco suizo, también cotiza al alza frente al dólar. El euro consigue reforzarse por encima del nivel de los 1,15 dólares y la libra logra apuntalarse y toca el umbral de los 1,32 dólares.
El tropiezo del miércoles en Wall Street provocó la crítica de Trump que señaló a la Fed como culpable de la caída superior al 3% de la Bolsa. Todas las previsiones apuntan a una cuarta subida de las tasas en el año, en la reunión del próximo mes de diciembre de la Fed, ritmo de ajuste que continuaría en la primera mitad de 2019, y en cada trimestre hasta mediados del próximo ejercicio, aunque las críticas de Trump y los temores a una desaceleración en el crecimiento podrían moderar el ritmo.
Por su parte, el oro, el activo refugio por excelencia cotiza apenas por encima de los US$ 1.200 la onza, nivel en el que se mueve desde fines de agosto. Los analistas destacan que, debido al escenario de nuevas subas de las tasas de interés, los inversores optan por buscar refugio en la deuda pública estadounidense.
Pero mientras que en el mundo el dólar cede, en Argentina sube básicamente por el destrozo del peso dada una inflación descomunal. Y hete aquí que, supuestamente, para enfriar al dólar y domar la inflación suben las tasas. Ahora, desde que Macri gobierna la tasa más baja que logró fue el 24,75% a fines de 2016. Hoy las Leliq pagan un 73%, un aumento de casi el 300%. Obviamente, con esas tasas toda actividad económica desaparecerá o ¿acaso existe alguna actividad que tenga una TIR semejante? ¡A vender las empresas e invertir todo el capital con las tasas que ofrece el gobierno!
Irónicamente, resulta que, a medida que las tasas suben, desde fines del 2016 la inflación (que suma 65%) y el dólar (que sube 233%) le ganan al aumento de la base monetaria que fue del 55%, o sea, claramente, las tasas suman inflación desde que provocan una contracción en la demanda de dinero aumentando el gap con la oferta, la sobreoferta.
Pero, además, estos títulos del gobierno son una auténtica bomba de tiempo y me sorprendería mucho que lograra desactivarla sin grandes daños, sobre todo considerando que el PIB -y por tanto la recaudación y los dólares de exportación- podría caer más del 5% en 2019, contra todos los pronósticos del FMI y los gurús de la city que, por cierto, siempre yerran.
Obviamente el BCRA no tiene recursos para pagar los intereses devengados (73%) sino con más Leliq o emisión monetaria. Ahora, el stock de Leliq que ya tiene colocado el BCRA en los bancos ronda los $470.000 M. A este ritmo, ese stock se iría acercando cada vez más al total de la base monetaria a fin de año, si es que van a rescatar el remanente de $340.000 M de Lebac que quedan en el mercado y van a cumplir con aumento cero de base monetaria.
También es preocupante el hecho de que los bancos compran Leliq contra depósitos de sus clientes y ya casi el 50% de los depósitos privados están constituidos con estos títulos. Si la base monetaria crece cero, en poco tiempo el stock de Leliq sería equivalente al total de los depósitos a plazo fijo en pesos del sector privado. Si los depositantes llegaran a presentarse en ventanilla a retirar sus plazos fijos, el BCRA tendría que emitir para pagarle las Leliq y eso generaría una espiral inflacionaria -quizás hiperinflacionaria- porque llegará un punto en que el inversor querrá deshacerse de los pesos, sin importar la tasa que le ofrezcan.
En fin, como no hay negocio que rinda ese porcentaje, más temprano que tarde cerrarán todas las empresas y se volcarán a comprarle papeles al Estado. Así es como, pese a todos los pronósticos y el “salvataje” súper récord del FMI, el índice Merval, en lo que va del mes pierde un 17% y todo indica que, a pesar de que muchos papeles están subvaluados, seguirán cayendo -en términos reales- con la economía del país.
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
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