Por Alejandro A. Tagliavini*

 

Empecemos por aclarar dos cuestiones.

Primero, en gran parte debido a falsos -pero bien camuflados- “profetas de la libertad”, la opinión pública está convencida de que Macri es “pro mercado”, falso. Por el contrario, está dañando a la actividad privada y no lo esconde: para bajar la inflación sacrificarán el nivel de actividad.

El Fraser Institute, en su último Índice de Libertad Económica -con datos de 2016, un año de gobierno del Pro-, es muy benévolo con Macri pero aun así ubica a la Argentina en el puesto 160 debajo del Congo, Siria y Algeria, cayendo 7 puestos desde el año anterior, aunque aumenta algo el puntaje en sintonía con la suba global. Por su lado, la Heritage Foundation -también muy benévola- en su último índice -datos de 2017- ubica al país en el puesto 144 debajo de la comunista Vietnam, Etiopía y Micronesia, aunque subiendo desde el 169 en la edición del 2016 (datos de 2015).

Y en mi opinión, las cosas han desmejorado desde entonces: menos libertad de mercado, entre otras cosas por aumento de la presión fiscal, intervención en el mercado cambiario y financiero, etc. Sea como fuere, Argentina es hoy una economía reprimida, en el fondo de la lista. Como consecuencia de esta represión, la próxima administración recibirá un PIB per cápita 4% más bajo que en 2015.

Y, por cierto, el que trabaja es el mercado porque no tiene otro modo de vivir como el Estado que, con su monopolio de la violencia, recauda impuestos parasitando en los privados. Por dar un ejemplo, Rusia era el principal exportador mundial de granos hasta que la URSS estatizó toda la tierra y pasó a ser el mayor importador global. Murieron más de cinco millones de personas por inanición hasta que la URSS autorizó mini chacras privadas que, ocupando sólo el 3% de las tierras cultivables, producían el 27% de los alimentos.

Entonces, con el sector privado cada vez más chico y el parásito más grande, Argentina se hunde. Y como el mercado no le presta dinero al Estado porque su proyecto es inviable -análisis que hace todo prestamista- el gobierno acudió al multi estatal FMI. Ahora, es irracional creer que el oxígeno del Fondo sirve para ganar tiempo, corregir los errores, y converger hacia una economía eficiente ya que, si fuera cierto, el mercado le habría prestado los fondos. O sea, en un círculo vicioso, el FMI financia la segura caída que, cuanto más tarde llegue, más duro será el fin.

La segunda cuestión es, precisamente, el FMI. Debido a un discurso engañoso y a que es apoyado por gobiernos “capitalistas”, la opinión pública cree que es un adalid del mercado cuando es lo contrario. A ver, desde el punto de vista teórico está claro: es un banco (multi) estatal y, por el principio universal de supervivencia, tiene una fuerte tendencia a vivir y crecer, es decir, a fortalecer al sector estatal.

Pero por si algún ingenuo tuviera alguna duda, basta ver su trayectoria: en el cien por cien de los casos promovió el agrandamiento del sector estatal (“para salvarlo”) aumentando su parasitismo sobre el sector privado, en particular, aumentando impuestos. Por ejemplo, en Grecia el FMI llevó a cabo tres “rescates” en 2010, 2012 y 2015 generando € 260 MM de deuda externa (180% del PIB), una caída del 27% del PIB, y con una desocupación que hoy llega al 20%. Privatizaciones no existen ni ninguna desregulación importante.

El principal líder opositor, Kyriakos Mitsotakis, de centro derecha, explicaba a El País de Madrid que «han sobrecargado la economía con impuestos para batir las metas de austeridad que les fijaban», además de una tremenda burocracia razón por la que las inversiones externas no vienen y, en general, la inversión ha caído 60% hasta el nivel crítico del 10% del PIB, según el Banco de Grecia.

Sabiendo ahora donde estamos parados vayamos al plan de la burocracia del FMI.

La banda de flotación podría ser insostenible dado que US$ 150 M diarios lucen poco considerando que, desde junio, se perdieron más de US$ 12.000 M intentando mantener el dólar debajo de $40 no pudiendo evitar que se apreciara 50%. Además, según el último dato del Indec sobre el comercio externo, en agosto, la demanda neta de divisas fue de US$ 1.127 M y hay que sumar la fuga de capitales de US$ 2.790 M, según el BCRA. US$ 3.917 M en total.

En cuanto a la inflación, su teoría de base keynesiana es falsa: la inflación no es un exceso de moneda en el mercado -no lo es- y, por tanto, poner el crecimiento de la base monetaria en 0% nominal no resuelve el problema, lo agrava. Para decirlo rápidamente pero no por eso menos exacto, la inflación es el exceso de emisión en tiempo real. Es decir, una vez emitido el exceso, precisamente, el mercado equilibra automáticamente la situación -por oferta y demanda- bajando el precio del dinero, provocando inflación.

Una vez provocada la inflación, o sea, una vez que la oferta y demanda han estabilizado la situación, extraer dinero del mercado artificialmente, por ejemplo, con tasas altas, solo provocará más recesión -y, por ende, menos demanda de dinero aumentando el gap con la oferta- ya que se estarán retirando fondos que irían a la producción.

En fin, mientras todos los índices caen vertiginosamente -menos el de la pobreza que sube- con mucho desparpajo al gobierno no le importa el nivel de actividad pero alimenta el «carry trade» para atraer «dólares calientes», de modo de alimentar esta bicicleta financiera que han creado. Esto explica por qué en “la city” están tan felices con el FMI, veremos cuánto dura esta felicidad.

 

 

*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

 

@alextagliavini

 

www.alejandrotagliavini.com

 

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