Por Alejandro A. Tagliavini*
Nadia Murad y Lamiya Aji Bashar, son dos jóvenes activistas yazidíes, una minoría religiosa de más de 4.000 años de antigüedad del Kurdistán iraquí y masacrada por el ISIS, por ser «adoradora del diablo». Estas chicas fueron esclavas sexuales, y han pedido apoyo para llevar al grupo yihadista ante el Tribunal Penal Internacional, en Estrasburgo durante la ceremonia en la que se les entregó el premio Sájarov 2016 del Parlamento Europeo. Pidieron, además, que Europa abra sus puertas a los yazidíes y esto sí tiene mucho sentido.
Es interesante ver el caso de España. A pesar de que «La economía ha continuado con su impresionante recuperación», según el FMI que estima que el PIB avanzará este año 3,2%, y que en 2017 el incremento será del 2,3%, ocurre un decrecimiento demográfico. Entre enero y junio de este año han nacido 195.555 niños, 4,6% menos que en el mismo período de 2015, y se han muerto 208.553.
Según el Instituto Nacional de Estadísticas, la crisis «ha ocasionado una caída de la maternidad, como es lógico, y también que aumente el flujo de emigraciones» en tanto que continúa en descenso del flujo de inmigraciones. Y propone “aumentar el dinamismo» de la inmigración “si no queremos que España sea país para viejos”.
En fin, las incalificables violaciones por parte de los terroristas son acreedoras de una condena, pero claramente no serán las sanciones las que eviten que estas cosas ocurran en el futuro, como que Rusia continúa como si nada cuando Alemania y Francia llaman a renovar las restricciones económicas de la UE, ante la falta de progreso en el alto el fuego en Ucrania.
En Cuba, por caso, las sanciones han servido para aislar más al pueblo cubano fortaleciendo, irónicamente, a la dictadura castrista. Por el contrario, desde que Obama comenzó el descongelamiento de las relaciones, se han producido hechos positivos en el sentido del acercamiento y apertura al mundo de los isleños.
Por ejemplo, la Empresa Estatal de Telecomunicaciones de Cuba, firmó un acuerdo con Google, una tímida mejora en el precario acceso a Internet de la isla que así ahora al fin puede acceder al servicio Google Global Cache, acortando el tiempo de acceso a sus contenidos en internet, proporcionando más velocidad y mejor servicio.
Las autoridades cubanas dicen que las medidas son limitadas y que el «bloqueo» sigue dificultando la adquisición de tecnologías. En Cuba el acceso a Internet en los domicilios está prohibido -aunque ya comenzó la liberación con una prueba en 2000 hogares- y solo es posible para profesionales como periodistas, abogados o académicos con autorización gubernamental, aunque desde julio de 2015 se habilitaron cientos de zonas wifi en lugares públicos llegando a los 1.006 puntos de navegación, que registran un total de 250.000 usuarios diarios, siendo 4 millones los usuarios de internet en toda Cuba hoy.
En cambio, en lugar de sanciones, Occidente debería dejar de apoyar de cualquier modo al tiránico gobierno saudí que es, sin dudas, el principal sostenedor global del fanatismo islámico, amén de que desde allí salen importantes fondos para financiar a terroristas. Solo por nombrar un caso, y sin mencionar las decenas de decapitaciones mensuales que allí ocurren, Malak al Shehri publicó una foto suya en Twitter sin velo y fue detenida por la policía que sostuvo que «La acción de esta mujer viola las leyes» e hizo un llamado a «suscribir las enseñanzas del islam».
*Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
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